Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, y todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que éste había alcanzado.
Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo a su amigo con sus calumnias, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo: - ¿quiero arreglar todo lo que hice, cómo puedo hacerlo? a lo que el sabio le respondió: - toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suéltalas donde quiera que vayas. el hombre muy contento por aquello tan fácil, tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas. Volvió donde el sabio y le dijo: - ya he terminado entonces el sabio contestó: - esa era la parte fácil… ahora debes volver a llenar el saco con esas mismas plumas que soltaste, sal a la calle y búscalas. el hombre se sintió muy triste pues sabía lo que eso significaba, y no pudo juntar casi ninguna. al volver, el hombre sabio le dijo: - así como pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, asimismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho.
lo único que puedes hacer ahora es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste.
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