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Quilla o Quillamama es el nombre que le daban los incas a la Luna. Era considerada la hermana y esposa de Inti, el dios Sol, y tenía un bello aposento con láminas e ídolos de plata al interior del templo del Qoricancha, en el Cusco.Los antiguos peruanos rindieron culto a Quilla invocando su protección a las mujeres y bebes durante el parto. En la costa norte del Perú su culto fue muy fuerte desde tiempos remotos. Los mochicas y chimús, por ejemplo, le llamaban Si y le entregaban ofrendas y sacrificios humanos en hermosos templos piramidales como la Huaca de la Luna, cerca de Trujillo. Lo curioso es que los costeños consideraban al astro selenita como una divinidad de atributos masculinos, a diferencia de los pueblos de la sierra que trataban a la Luna como una amorosa madre protectora.Existe un mito que narra la infidelidad de Quillamama. Resulta que un hermoso zorro se había enamorado de la diosa y le imploraba cada noche que accediera a sus requerimientos, hasta que la Luna convencida de su amor decidió soltar una soga de plata por donde el zorro ascendió y llegó a su amada para nunca separarse de ella. Cuentan los indígenas que al zorro aún se le puede ver como una silueta que cubre la superficie de la Madre Luna.
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