El anciano le respondió contando la siguiente historia: El hombre que aparece sobre la puerta de Jatun Uchcu, allá, hace muchos años atrás, había matado a su padre. En castigo, la justicia le condenó a veinte años de cárcel. Cuando se encontraba en prisión se le presentó el demonio y le propuso libertad con la única condición, que al morir su alma le serviría de esclavo. El hombre ni corto ni perezoso aceptó la propuesta y en un abrir y cerrar de ojos, fue puesto en libertad. Cuando ya se encontraba libre, nuevamente se le apareció el demonio para recordar-le el compromiso pactado. El hombre aprovechó este momento para desconocer al demonio y negar todo tipo de contrato...El diablo ante la desfachatez del hombrecito, sumamente irritado lo cargó sobre sus hombros y lo condujo a Jatun Uchcu.
Allí le condenó para que eternamente cuidara los tesoros enterrados en las entrañas, y lo sacrificó. A partir de esa fecha, el condenado saca al campo a pastar al toro de oro en las noches de luna llena, mientras él toca su quena...En una ocasión, una mujer sorprendió al hombrecito tocando su quena y se enamoro de él, pero el diablo que no quería la felicidad de su esclavo, condujo a la mujer a Ichic Uchcu y la enterró viva. Desde entonces, cada vez que se escucha el sonido de la quena, la mujer sale a bailar y los enamorados tratan inútilmente de juntarse. Teniendo como argumento este relato muchos han tratado de apoderarse de los tesoros de Jatun Uchcu, pero en sus intentos se han convertido en piedras. Se dice que los hombres petrificados están a la espera de alguien más fuerte que logre vencer al vigilante esclavo y a su patrón para devolverles la vida.
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